Homilía para el Domingo Quinto del ciclo litúrgico C
(Domingo de Carnaval)

7 Febrero de 2016
Evangelio: Mc Lc 5,1-11
Autor: P. Heribert Graab, S.J.
Hoy es Carnaval en Colonia.
El lema es una estrofa pequeñísima:
“¡Pongo todo patas arriba!”

El lema es bíblico; lo conocéis:
“¡Convertíos! ¡El Reino de los cielos está cerca!”
Conversión concreta en Carnaval:
la alegría de Dios se hace real,
cuando los seres humanos ríen y bailan y cantan,
ponen en su vida diaria el sentido de la alegría.
Conversión a la alegría, que también nosotros celebramos cada domingo aquí en el monasterio.
Aquí cantan canciones alegres en el coro,
el alegre mensaje nos entra por los oídos,
incluso el humor tiene aquí su lugar,
comunica esperanza, quita las preocupaciones.

Ciertamente el Carnaval es locura.
Pero además yo digo con toda franqueza:
El mayor loco es nuestro Dios;
a Él se le hace también hoy escarnio.


Entonces los soldados se burlaban de él;
él los perdonó con gusto.
Pero ¿quién ha aprendido de esto?
¿Nuestra época? ¡No está alejada de esto!
San Pablo escribió en su época:
la Cruz es necedad a la redonda.
La sabiduría de los sabios es hachís al viento.
La sensatez de los prudentes se apaga velozmente.
Los poderosos de este mundo pasan;
sólo la sabiduría de Dios permanece,
pero está totalmente oculta
y sólo se la puede presentir en el resplandor
de la Cruz en la Luz pascual:
¡Lo creemos pero no lo vemos!
Lo que nunca ha visto el ojo, lo anunciamos
- ¡aquí estáis perplejos!
Lo que nadie ha oído – lo oímos nosotros.
Lo que está lleno de sentido – lo percibimos,
lo indagamos mediante el Espíritu de Dios,
que sencillamente significa “amor”.
Por este amor tomamos
la Cruz  del Señor como bandera.

Mirad en la Cruz al Loco:
él abre camino al amor de Dios.
Hoy hay muchos “locos” como Él,
a los que no ahorramos ningún sufrimiento;
pero éstos – bien mirado-
son muy apreciados a los ojos de Dios.

Aquí llegan innumerables personas
con gran necesidad – esto es fatal;
buscan asilo en el extranjero,
corazones abiertos y manos abiertas.
Portan el rostro de Cristo;
Él es su hermano - ¡No olvidéis esto!
No aceptamos esto tan fácilmente;
sin embargo Jesús dice: ¡No seáis tan tibios!
No olvidéis en el servicio divino a los piadosos;
¡misericordia y amor son bienvenidos!

Además, ¡vosotros gente amorosa, lanzad una mirada al Evangelio de hoy!
Podría ser que brotase una luz
y veáis las cosas de un modo algo diferente.
La abundancia de peces rompe las redes-
una imagen que promete la abundancia de Dios.
Esta imagen es una imagen del Reino de Dios,
al mismo tiempo una imagen del lunes de las rosas:
Camelias y pequeños ramos de flores en gran cantidad,
las representaciones infantiles realmente saltan por los aires.
Por tanto, así también nosotros debiéramos compartir copiosamente;
aquello que tenemos, ayudar y curar.

Regalar alegría y motivos para reír-
esto significa hacer de la necesidad nuevo valor existencial.

La abundancia de alegría, del reír, del vivir
podemos experimentarla los cristianos durante toda la vida.
Hemos descubierto el reír pascual
y creemos que Cristo nos resucitará.
De esta forma nuestra alegría no estará unida
a las horas locas de estos días.
Por ello los cristianos podemos por último reírnos
de nosotros mismos:
“En cada tallo de hierba” ‘hay una homilía’
decía el párroco muy despierto.
Entonces le vio el pequeño Fritzchen en la poda
y comentó muy discretamente:
“Éste es realmente un buen día;
‘el párroco hará una breve homilía porque el césped está corto’

Por eso les digo de todo corazón a las Hermanas, señores y señoras Amén.
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