Breve Homilía para la Tercera Domingo de Adviento – Acogida de la Luz de la Paz de Bethlehem
11 Diciembre 2.005
Lectura: Is 61,1-2a.10-11
Evangelio: Jn 1,6-8.19-28
Autor: P. Heribert Graab S.J.
Ya en el orden de la Creación
la luz tiene una posición muy sobresaliente:
La luz fue creada por Dios en primer lugar –
Aún antes del sol, la luna y las estrellas.

La luz fue creada por Dios
como instrumento de orden primero e importantísimo:
su función es
poner límites al caos – obscuridad.

Con este fondo
y con el fondo de la experiencia humana
con la luz irrenunciable para la vida,
podemos constatar
que la luz ya en el Antiguo Testamento
se convierte en metáfora del Dios mismo,
de la Sabiduría de Dios y de Su Palabra.

El Nuevo Testamento parte de que sobre todo en el Evangelio de Juan, Jesucristo – la Palabra de Dios encarnada – es la Luz por antonomasia.

“La Luz brilla en las tinieblas,
y las tinieblas no la vencieron.”

Después de 2000 años, los cristianos estamos convencidos por la fe de que Jesucristo
no sólo es la Luz de nuestra vida,
sino del mundo y del cosmos en suma.

Después de 2000 años podemos constatar también la palabra profética del Evangelio de Juan:
“¡Las tinieblas no la vencieron!”
Sobre todo en nuestras experiencias diarias de discordia hallamos confirmada esta Palabra:
En la discordia de tantos matrimonios y familias rotas,
y más aún en la discordia de los pueblos y de las naciones
e incluso de las religiones.

Desde hace muchos años, los boy-scouts encienden año tras año en la llama “eterna” de la gruta del Nacimiento de Bethlehem,
la luz de la paz para llevarla a todo el mundo.
Siempre de nuevo debemos tomar conciencia
de que sólo Jesucristo es la Luz del mundo
y que sólo Él puede vencer el caos-obscuridad.

La luz de la paz debe hacernos conscientes
siempre de nuevo de nuestra responsabilidad:
Nuestra misión como cristianos es,
como Juan el Bautista dar testimonio de la Luz.
Nosotros mismos no somos la Luz –así como Juan,
del que se dice en el Evangelio de hoy:
“Él mismo no era la Luz,
sólo debía dar testimonio de la Luz.”

¡Tampoco la Iglesia es la Luz!
Pero también ella debe dar testimonio de la Luz
y en ningún caso estorbar la Luz.
Todos nosotros debemos dar testimonio de Jesucristo con la Iglesia y en la Iglesia,
testimonio de Él que, con razón, es llamado “Príncipe de la Paz”;
testimonio de Aquel que dice se Sí mismo:
“El Espíritu del Señor está sobre Mí,
pues Él me ha ungido.
Él me ha enviado,
para que anuncie la Buena Noticia a los pobres;
para que anuncie a los presos la liberación
y a los ciegos la vista;
para que dé libertar a los oprimidos
y anuncie el año de gracia del Señor.” (Lc 4,18 ss)

Por consiguiente, así recibimos ahora la luz de la paz de Bethlehem,
para que la Navidad se convierta para todos nosotros en una fiesta de paz.

Versículos para las etapas destacadas de la entrada de la luz en la Iglesia:

*...de camino hacia la primera: “La tierra quedará cubierta por densas nieblas y sombríos nubarrones obscurecerán la luz.”  (Is 5,30)

* “El pueblo que caminaba en tinieblas ha visto una gran luz. A los que habitaban en tierras de sombras una luz les ha brillado.” (Is 9,1)

*  “Mi alma te ansía de noche, también mi espíritu esta lleno de nostalgia, pues tu justicia es una luz para el mundo.” (Is 26,9)

* “Yo, el Señor, te llamé según mi plan salvador: te tomé de la mano, te formé e hice de ti alianza para mi pueblo y luz de las naciones.” (Is 42,6)

* “Guiaré a los ciegos por un camino que no conocen, los conduciré por sendas que ignoran. Convertiré ante ellos la tiniebla en luz.” (Is 42,16)

* “Estirpe de Jacob, venid, caminemos a la luz del Señor.” (Is 2,5)

Oración:

Dios,
Tú eres un Dios de luz y de paz.
Tú eres un Dios de amor y de esperanza.
En nuestro mundo que a menudo es tan obscuro,
tan belicoso y tan frío,
tan egoísta y resignado,
vamos hacia Ti con esta pequeña luz.
Así como se quema en este tiempo obscuro,
así también encienda nuestros corazones,
para que se convierta en calor y claridad en nosotros y a través nuestro.

Haznos mensajeros de esta luz
y de Tu paz.
Déjanos abogar por la justicia y la solidaridad,
que víctimas y culpables del poder
hallen nuevos caminos,
que los pueblos y las religiones enemistadas
hallen nuevos caminos,
que los desesperanzados y los hartos de vivir
hallen nuevos caminos,
que todos nosotros – hallemos nuevos caminos.
¡Hallar Tus caminos
Dios de luz y de paz!

Amén.