Contemplación de una imagen
para el Primer Domingo de Adviento

3 Diciembre 2006

Para la Primera Lectura: Jr 33,14-16
Imagen: “Consummatum est Jerusalem”
de Jean Leon Gerome
Autor: P. Heribert Graab S.J.
Consummatum est Jerusalem

Si ustedes tuvieran un poco de tiempo para dejar actuar la imagen sobre sí mismos...
Quizás ustedes han reconocido la sombra de los crucificados y se han preguntado extrañados:
¿Justamente esta imagen debe abrir para nosotros el Adviento que comienza?

Yo desearía invitarles a contemplar esta imagen conmigo un poco más exactamente.
En primer lugar, dirigimos nuestra mirada a la ciudad que está al fondo.
En seguida ustedes reconocen esta ciudad: Jerusalem.

Sólo el nombre despierta muchas asociaciones:
* Jerusalem – es la “ciudad de Dios”,
* es la “morada de Dios entre los hombres”,
* es la ciudad de David –
y, en verdad, en absoluto la ciudad del David histórico,
sino sobre todo la ciudad del nuevo David,
la ciudad del Mesías prometido,
*es la esencia de todas las promesas de Dios,
* es la ciudad de Su paz y de toda salvación.

Mirado históricamente, siempre se concentran sobre esta ciudad nubes tenebrosas.
Firmemente cimentada en la conciencia colectiva del antiguo pueblo de Dios,
está sobre todo la destrucción de la ciudad por los babilonios (585 a. de C.) y la deportación de las clases superiores al exilio babilónico.
Después, más tarde, en tiempos de Jesús la dominación extranjera romana sobre la ciudad.
Y en los Evangelios del Nuevo Testamento se refleja la destrucción de Jerusalem, la destrucción del Templo y su bárbara violación.
Y también hoy de nuevo obscuras nubes sobre Jerusalem:
El compendio de la lucha que no se quiere terminar entre israelíes y palestinos;
el compendio de las disputas entre las religiones de libro.
Algunos incluso hablan de la “lucha de religiones” o de la “guerra de las culturas”.

Luz y obscuridad, salvación y perdición –
corresponde a Jerusalem.
Y Jerusalem aboga por la esperanza entre ellas:
En medio de las experiencias de perdición de la humanidad de todos los tiempos por la invencible esperanza en las promesas de salvación de Dios que se cumplirán definitiva e irrevocablemente,
porque Él mismo vendrá para alzar Su salvación y Su paz: ¡Adviento!

De este modo se extiende por todas las Lecturas proféticas de los domingos de Adviento de este año el motivo de la ciudad de Dios, Jerusalem, como motivo de esperanza.
Hoy hemos escuchado la Palabra de Dios:
”Mirad que llegan días –oráculo del Señor- en que cumpliré la promesa.
En aquellos días y en aquella hora suscitaré a David un vástago legítimo que hará justicia y derecho en la tierra.
En Jerusalem vivirán tranquilos y la llamarán:
El Señor es nuestra justicia.”

Adviento – un tiempo de esperanza reanimada de nuevo.
Recuerdo de ello es que el Reino de Dios de paz ya ha despuntado – en Jesucristo:
* en Su Nacimiento, con el que comenzó su realización;
* en su mensaje y en Su actuar, en el que resplandece para nosotros la luz del ser humano verdadero
y la luz de la realización futura de la historia de la humanidad;
* en Su Pasión y Muerte, con la que Él mismo se sumerge en los abismos de nuestras obscuridades;
* en Su Resurrección, por la que Él vence definitivamente la muerte
y ha abierto para todos nosotros la vida en la paz y en la gloria de Dios.

En ello confiamos.
En ello ponemos toda nuestra esperanza.
Y en Adviento celebramos esta esperanza y esta confianza
y esto frente a toda tentación de experiencias opuestas aparentemente y frente a la duda que siempre surge de nuevo.

Contemplemos ahora desde este fondo el primer plano de la imagen:
Delante de las puertas de la ciudad vemos la colina del Gólgota.
Está con una luz resplandeciente.
¿De dónde viene esta luz?
Evidentemente de una vigorosa fuente de luz que está fuera de la imagen, a la derecha detrás de nosotros;
de una fuente de luz que está detrás de las tres Cruces, cuyas sombras proyecta en la imagen.

La luz es el verdadero mensaje de la imagen:
Las sombras de la Cruz son incontestable realidad de esta vida.
Pero lo decisivo es la luz pascual fundada en la esperanza.

Fuera de la vista del pintor hay personas que han hecho el camino,
suben a la montaña – al encuentro de la luz.
¡Adviento!

Señor, Dios nuestro,
ayúdanos a que vayamos en nuestro caminar al encuentro de la justicia de Cristo y preparemos con actos de amor Su venida para que tengamos sitio a Su derecha, cuando Él vuelva de nuevo en gloria.

Amén

(El pintor, Jean Leon Gerome fue un pintor francés del historismo, nacido el 11 de Mayo de 1824 en Vesoul,
muerto el 10 de Enero de 1904 en París.
Jean Leon Gerome fue encarnizado luchador contra el Impresionismo que surgía entonces.)