Homilía para el Cuarto Domingo de Adviento (B)
21 Diciembre 2008
Evangelio: Lc 1,26-38
Autor: P. Heribert Graab S.J.
Para el Evangelio de este cuarto Domingo de Adviento quisiera interpretar y describir para ustedes una representación totalmente fascinante de esta escena de la Encarnación de Dios.

 

Esta representación se halla sobre el portal norte de la famosa Marienkapelle de Würzburg como un relieve del siglo XV.
A primera vista nos parece esta imagen muy familiar:
María recibe al ángel en su aposento,
que, como de costumbre, se expresa por medio de una pequeña mesa con dos candelabros con velas y por medio de un jarrón con flores.
Con cuanta frecuencia – y también aquí en St. Peter–
mantiene en su mano la Sagrada Escritura abierta.
Con ello se expresa que está abierta y receptiva
a la Palabra de Dios.

Con todo respeto el ángel se arrodilla ante ella:
“Dios te salve, María, el Señor está contigo.”
Saludo y mensaje están escritos en una cartela
que ondea en las manos del ángel.
En muchas representaciones de la Anunciación
de la historia del arte además nos resulta familiar
la Paloma del Espíritu de Dios
y sobre todo la imagen del Dios-Padre
- aquí en una aureola de hojas.

Pero he aquí lo peculiar y fascinante:
La Paloma del Espíritu no se cierne sobre María.
Más bien se acerca estrechamente a su cabeza
y le susurra al oído el alegre mensaje.

 

Y algo muy inusual:
De la boca del Dios-Padre sale algo así como un “tubo”, que atraviesa la escena y finalmente por medio de la Paloma llega al oído de María.
Llama la atención que este tubo, aproximadamente en el centro, esté arqueado
En una mirada más cercana se descubre en este lugar, al Jesús Niño muy pequeño,
que – a lo largo del tubo – desde Dios-Padre se desliza de bruces hacia el oído de María.

En esto me fascina la teología de la Encarnación
que se manifiesta orientada a la teología de la Palabra de Dios del Evangelio de Juan.
El misterio de la Encarnación se contempla aquí
totalmente desprendido de los problemas biológicos
que todavía hoy crean a tantas personas –también creyentes –:
Sobre todo la cuestión de la concepción y virginidad
que tan a menudo van estrechamente unidas a la cuestión del himen intacto.

La imagen de la Anunciación de Würzburg
es, desde esta consideración, muy moderna.
Aún antes de Galileo Galilei se nos llama la atención sobre que la Biblia no es ningún tratado de historia natural, sino un testimonio de fe.

El mensaje de este artista a fines de la edad moderna reza así:
La concepción de Jesús acontece por la escucha
de de la Palabra de Dios por María.
María es toda oídos para Dios.
Dios no se hace hombre por una intervención
en las leyes de la naturaleza.
Dios se hace hombre por la actuación del Espíritu
y por la fe de un ser humano.

Y ciertamente este mensaje de la obra de arte
es también el mensaje del Evangelio de hoy
para nosotros:
¡También hoy la Palabra de Dios se hace vital en la fe!
También hoy se trata de ser todo oídos para el mensaje de Dios –
interiormente todo oídos, para que escuchemos Su mensaje con el corazón y lo acojamos,
para que en nosotros tenga pies y cabeza
y para que el Espíritu de Dios pueda ser eficaz en nosotros.

Navidad – no se trata sólo de un nacimiento
hace 2000 años.
Navidad – se trata sobre todo de la Encarnación y del Nacimiento de Dios hoy –
en nuestra realidad del siglo veintiuno
y en nuestra vida totalmente personal.
“Aunque Jesús naciera mil ves,
si no nace en ti
no te sirve para nada.”

Aún están ante nosotros unos pocos días antes de Adviento –
pocos días –por así decirlo “el último empuje” –
para hacerse sensible y dispuesto a la escucha de la Palabra de Dios y de este modo posibilitar Su Encarnación, preparar Su llegada:
•    en nosotros mismos,
•    en nuestra familia,
•    en nuestra vecindad,
•    en la “santa Colonia”, que hace mucho tiempo
que no es tan “santa”.
como sería necesario para que Él verdaderamente pueda llegar,
•    en nuestro país que, con el holocausto, Le ha abortado y expulsado,
•    y no en último término a este mundo
que espera lleno de nostalgia la paz y la justicia,
expresado de otra forma: que espera en Él,
a menudo sin saberlo.

Amén.

Complemento:



Un interesante paralelo me lo indicó María Teresa Sierra (Madrid):
Una representación de la Anunciación de la Cartuja de Miraflores de Burgos, siglo XV (Jahrhundert 15.):
Aquí un rayo de luz desde Dios alcanza la cabeza de María. En este rayo de luz se desliza hacia abajo sobre el vientre el Niño. También el “tubo” del relieve de Würzburg se interpretó por algunos autores como un rayo de luz.