Homilía para el segundo
Domingo de Pascua
3 Abril 2005
Textos: Hch 2, 42 - 47 y Jn  20, 19 - 31;
Autor. P.Heribert Graab S.J. (2002)
¡En Pascua todo es nuevo!
En la noche de Pascua el fuego – nuevo.
El Agua Bautismal – nueva.
El Pan – nuevo.
Todo se hace nuevo –
sólo en el ser humano esto tarda algo más.

Los discípulos están encerrados con las puertas atrancadas
y cultivan su decepción y su miedo.
Es cierto que algunos han informado ya sobre los asombrosos encuentros con el Resucitado;
pero aún no hay nuevas perspectivas a la vista.
La fe pascual – si es que la hay –
está obscurecida aún por muchos “sies” y “peros”.

Sobre este “incrédulo” Tomás
no debiéramos arrugar la nariz.
Tampoco los otros van corriendo más deprisa,
y nosotros ya en absoluto.
Entre nosotros muchos corren demasiado de un lado para otro,
cuya fe sólo existe sobre el papel;
otros, aunque celebran “creyentemente” el servicio divino
cada domingo,
ciertamente dejan de lado el centro de la fe,
la fe pascual;
y otros, en lo posible, ocultan su fe:
“Muchas veces pido disculpa
de que soy católico.
Yo no opino así en absoluto.”

Jesús tiene comprensión incluso para este Tomás
y para todo el débil grupo.
A Tomás le enseña manos, pies y costado;
finalmente ayuda a todos ellos en Pentecostés.
Después ciertamente comprenden de repente.
Después la fe se convierte en algo auténticamente vivo.
Después se pone en camino la joven Iglesia.
Después las gentes observan a la vez que:
Aquí no se habla sin ton ni son.
Aquí se habla un lenguaje fascinante.
Aquí hay amor de la cabeza a los pies.
Aquí las personas se defienden unas a otras
y se ayudan mutuamente.
Aquí hay una comunidad,
en la que uno se sabe aceptado.
Aquí hay una esperanza vital,
que da un sentido a la vida.
Y esta esperanza tiene un nombre:
Jesucristo, resucitado de entre los muertos,
el Tú viviente,
acceso personal al Dios misericordioso,
al que se puede hablar como Padre.
La oración adquiere aquí una dimensión totalmente nueva, se convierte en algo natural, que hace feliz,
atrayente –
en sentido literal:
Las personas llegan en multitud,
para unirse a esta joven Iglesia.
Alrededor del Mar Mediterráneo se originan en pocos años
comunidades florecientes.

¿Y hoy?
Jesús abrió los ojos de Tomás
para la nueva realidad pascual.
La respuesta de Tomás fue su confesión pascual:
“¡Señor mío y Díos mío!”
Entre nosotros se extiende lo contrario:
En la noche de Pascua hemos renovado nuestra confesión bautismal;
pero nuestros ojos están aún “cerrados” –
más exactamente:
fijados en la falta de relieve
aparentemente creciente de la Iglesia,
en los números estadísticos en retroceso,
en el número decreciente de sacerdotes,
en las decepciones personales.
Y así nos cuesta trabajo
percibir hoy el acontecimiento pascual.

* Alrededor del cirio pascual hoy, Domingo “in albis”, arden nueve cirios bautismales por nuestros neófitos de estos días de Pascua.
Detrás están nueve decisiones muy personales y llenas de esperanza por la fe y por la Iglesia
de los mismos neófitos o también de los jóvenes padres:
¡Hoy es Pascua!

* Hemos celebrado en estos días las impresionantes liturgias de la Muerte y Resurrección de Jesucristo con muchísimas personas.
Ciertamente también las han celebrado muchos que no asisten domingo tras domingo.
Pero ciertamente porque hoy ya no pertenece a la vida, evidentemente el servicio divino dominical,
aquí están también en segundo plano decisiones muy personales:
¡Hoy es Pascua!

Quien se meta un poquito en la vida de la Iglesia,
p.e. aquí en St. Michael,
descubre que aquí no sólo florecen árboles en el jardín,
que aquí más bien se dan una multitud de motivos
para cantar el Aleluya pascual
con total gratitud y corazón alegre:
¡Hoy es Pascua!

* En todas partes, donde las personas vencen frustraciones y angustias,
que abren puertas temerosamente atrancadas,
defienden su fe en público
y prestan manos y pies a esta fe,
también nosotros podemos experimentar al Resucitado.

* En todas partes, donde las personas abogan por la paz y la justicia,
donde se logra en su entorno vivir en paz unos con otros,
o donde se entienden también en sociedad y en política
sin discordia, odio ni violencia
podemos también hoy experimentar al Resucitado,
que entonces prometió por tres veces a sus discípulos
paz/schalom, cuando se colocó en el centro de ellos.

* Precisamente hoy se pone en camino hacia Israel/Palestina
un grupo de cristianos comprometidos por la paz,
para apoyar en su esfuerzo a las personas, que buscan el diálogo por ambas partes.
Treinta se querían poner en camino,
entre ellos dos mujeres de Göttingen.
A consecuencia de la dramática situación en este país,
que nosotros llamamos “Tierra Santa”,
sólo pudieron viajar realmente cinco.
Sin embargo, hubo un importante signo de solidaridad.
¡Hoy es Pascua!

* En todas partes, donde se entierran disputas y se regala perdón,
en todas partes, donde la reconciliación acontece,
es Pascua – también hoy.
El Resucitado ha enviado a sus discípulos y también a nosotros el Espíritu Santo,
que dona la fuerza para la reconciliación
y para un nuevo comienzo.

Todo esto y aún mucho más
lo podemos ver con ojos pascuales claros y luminosos.
Y podemos creer el increíble mensaje de la Resurrección,
ciertamente necesitamos también la Comunidad,
necesitamos a las personas que nos prometen
que viven de tal esperanza,
donde experimentan Resurrección.

Por el contrario otros necesitan continuamente también nuestro testimonio de fe.
Yo quisiera pedir hoy sobre todo por vuestro testimonio y vuestro acompañamiento:
* para nuestros neófitos –
para los adultos que son bautizados entre nosotros y aceptados en la Iglesia;
* para los padres, que se deciden por el Bautismo o
también por la Primera Comunión para sus hijos;
* para los niños o los jóvenes, que van creciendo en nuestro medio;
* para los muchos huéspedes que llegan a nuestra Iglesia y
también a nuestros servicios divinos:
muchos de ellos están a la búsqueda de una fe, de una esperanza,
que pueda dar a su vida apoyo y orientación.

Todos ellos necesitan nuestra donación
y el testimonio de nuestra fe pascual.

Amén.