Contemplación de una imagen para el
Cuarto Domingo de Pascua
17 Abril 2005
Evangelio: Jn 10 1- 10;
Autor: P. Heribert Graab S.J. (2002)
según las sugerencias de Jörg Zink y Peter Granig
En estos días, nos hemos adherido continuamente
a Cristo Resucitado.
Por la fe estamos convencidos de que
Jesucristo vive
y nosotros vivimos con Él y en Él.
Ahora es muy importante,
que nos cercioremos continuamente de:
¿quién es a decir verdad este Jesús, que nosotros llamamos Cristo?

Contribuyen a dar una respuesta las expresiones de Jesús
“Yo soy...”.
Muchas de estas expresiones “Yo soy...” son expresiones que se hallan en parábolas, por ejemplo:
“Yo soy el Camino”,
“Yo soy el Pan de Vida”,
o en el Evangelio de hoy:
“Yo soy el Buen Pastor”,
“Yo soy la Puerta”.

En este Evangelio hay dos expresiones de parábola
implicadas recíprocamente:
La expresión del Buen Pastor nos resulta extrañamente familiar,
aunque esta imagen tiene muy poco que ver con nuestro mundo de la vida cotidiana.

Por eso, yo desearía invitarles a una contemplación de la imagen “Yo soy la Puerta”.
Para ello puede ser una ayuda un antiguo grabado en cobre:
“El redil de Cristo”.
Este grabado en cobre fue realizado en el año 1.565 por Philipp Galle, según un diseño de Pieter Bruegel el Viejo.

 Hirte

Aquí se encendió el comienzo de una violenta lucha alrededor de un redil.
Por todas partes penetran hombres violentamente en el redil.
Hacia todas partes son sacadas ovejas fuera del redil.
Lo que sucederá con las ovejas robadas,
es evidente:
Hachas y cuchillos señalan
que van a ser inmoladas.

En el fondo, arriba a la derecha:
El mal pastor, el “asalariado”,
que ante el lobo huye y abandona las ovejas a su destino.
Arriba, a la izquierda el Buen Pastor,
que lucha contra el lobo,
y en el que las ovejas confían tanto
que están mirando con total tranquilidad.

En el centro de la imagen, Jesucristo como “el Buen Pastor”
y al mismo tiempo la Puerta con la inscripción
“Ego sum ostium ovium” –
“Yo soy la Puerta de las ovejas”.

Naturalmente Bruegel quiere presentar una interpretación de la parábola.
Nosotros sabemos que Bruegel estaba muy comprometido
en las disputas religiosas y políticas de su tiempo.
Entonces se trataba de las disputas religiosas de la Reforma
y de las disputas políticas entre la católica España y los Países Bajos protestantes.

La interpretación auténtica de la parábola,
actual para el tiempo de Bruegel y también hasta el día de hoy podría rezar así:
Todos – ocupados tanto en lo político como en lo religioso -
agarran a las personas,
se posesionan de ellas, por así decirlo,
las dominan, las utilizan.
Y quien más personas pueda arrebatar,
será al final el más rico y el más poderoso.
La única alternativa humana y digna
para esta ambición e imperialismo
es Jesucristo y su modo de tratar con los seres humanos.

Nosotros sabemos no sólo desde el 11 de Septiembre,
que esta interpretación de la parábola hecha por Bruegel
es hoy de tan rabiosa actualidad como entonces.
Y guerra y terror en Israel/Palestina
sugieren esta interpretación otra vez.
El camino para la paz,
con la cual puedan vivir las personas de ambas partes
parece estar obstruido desesperadamente.
Importaría en este muro de angustia, odio, amargura e imperialismo
descubrir aquella Puerta,
que para nosotros como cristianos es Cristo mismo,
que, sin embargo, también bajo otros nombres
es el único acceso a la paz.

Pero no sólo merece la pena contemplar los acontecimientos políticos a la luz de la
parábola – Puerta y de su interpretación por Bruegel.
Se podría agudizar nuestra vista
si examinásemos también las campañas electorales
críticamente con ayuda de la parábola - Puerta del Evangelio de hoy.

Aún otro aspecto de la parábola - Puerta
es hoy para nosotros actual y explosivo:
Jesús entiende su expresión “Yo soy la Puerta” de forma exclusiva:
“¡Yo – y si no ninguno!”
Tal expresión es provocativa en una sociedad,
que da realce inmerecido y comprende mal un indiferentismo blando como la mantequilla y
un liberalismo como “tolerancia”.
La parábola de “circunvalación” del profeta Natán
se compagina con las palabras de Jesús.
La “Puerta” no es un cualquiera,
ni Budha, ni Krishna, ni Mahoma,
aún mucho menos Marx o Engel o Rosenberg.
Antes bien Jesús – y si no ninguno.
Por eso, Jesús nos coloca ante la alternativa
de seguirLe o negarLe,
de permanecer a lo largo de la vida en una ausencia de todo compromiso religioso,
o de decidirse de forma unívoca,
para ir hacia la perdición
o para recibir la vida en plenitud.

Hay un testigo nada sospechoso,
que confirma la fuerza vital de la palabra - Puerta:
El escritor inglés Bernard Shaw
satirizó a lo largo de su vida el cristianismo.
Pocos meses antes de su muerte (+ 1.950) escribió:
“Confieso que yo,
después de que he estudiado pronto hará sesenta años mundo y personas,
no veo ningún otro camino fuera de la miseria del mundo,
que el camino, que fue mostrado por Jesús.”.

Amén.