Homilía para el Cuarto Domingo de Cuaresma (C)
6 Marzo 2016
Lecturas: Jos 5,10-12; 2 Cor 5,17-21
Evangelio: Lc 15,1-3.11-32
Autor: P. Heribert Graab S.J.
Hoy las tres Lecturas están interrelacionadas en su interpretación.
Yo quisiera elegir como ‘hilo rojo’ para el sentido de estos textos un pensamiento de la Carta a los Corintios de Pablo:
“Cuando alguien está en Cristo, entonces él es una nueva Creación:
Lo viejo ha pasado, lo nuevo ha llegado.”

Quizás podemos comenzar con una reflexión personal:
Probablemente ustedes ya han oído a menudo a alguien que dice:
“¡Me siento como recién nacido!”
o “¡Me siento como una persona nueva!”
¡también ustedes se han sentido alguna vez ‘como recién nacidos’?
Reflexionen ustedes en qué ocasión sucedió esto
y lo que les convirtió a ustedes en una ‘persona nueva’.

Silencio

Para Pablo fue sin duda su (¡textualmente!) arrollador encuentro con Jesucristo,
una experiencia verdaderamente transformadora,
que hizo de él una persona nueva.
Continuamente vuelve a hablar de esta experiencia.
Y desde que le sucede esta experiencia
vive cada vez más en una tan estrecha relación con Jesucristo, que finalmente dice:
Yo vivo ‘en Cristo’ y ‘Cristo vive en mí’.
¡Yo estoy ‘en Cristo’!
Este Estar-en-Cristo le transforma radicalmente:
Lo viejo que hay en mí pertenece al pasado;
yo me he convertido en un hombre nuevo.

Todos nosotros naturalmente decimos: Yo estoy en Cristo.
Pero ¿qué significa esto?
    ¿He nacido en una familia cristiana y he crecido en un entorno cristiano?
    ¿Soy miembro más o menos habitual de una Iglesia cristiana?
    ¿Celebro los días de fiesta cristianos porque le dan a mi vida un marco festivo?
O esto significa “soy cristiano” en el sentido de Pablo “yo estoy en Cristo”?
    ¿Vivo en Él y Él vive en mí?
    Él marca toda mi vida:
¿cómo pienso, lo que hablo, por lo que me decido?
¿Por medio de Él soy lo que soy?

Silencio

Permanezcamos aún un momento con Pablo:
Pablo se pregunta:
¿De dónde viene verdaderamente esta fuerza transformadora?
¿Qué me convierte a fin de cuentas en una “persona nueva”?

Su respuesta:
“Todo esto viene de Dios, que, por medio de Cristo, nos reconcilió con Él y nos encargó el servicio de reconciliar.”

El Evangelio nos ofrece además una historia concreta de la vida:
La historia de este joven que tras muchos hirientes extravíos para él mismo y para otros regresa a casa
y es recibido por su padre con los brazos abiertos
y con inmenso amor.
Celebran una gran fiesta de reconciliación en casa con la familia al completo y con todos, al final incluso con el hermano desabrido que había permanecido en casa.
Reconciliación – un término central de este tiempo de preparación para pascua y también del actual
‘año de la misericordia”:
Reconciliación con Dios,
reconciliación con los demás,
reconciliación conmigo mismo.

Reconciliación – un obsequio de incalculable valor,
que hace de mí una persona nueva,
que me llena de alegría
y siempre es motivo para celebrar una fiesta.

¿Yo soy verdaderamente una persona reconciliada?
¿Me dejo obsequiar con la reconciliación de Dios, del prójimo?
¿Puedo vivir reconciliado conmigo mismo?
¿Y practico el servicio de la reconciliación que se me ha encargado?
(¡También esto es más regalo que encargo!)

Silencio

Un último pensamiento sobre la Lectura de Josué:
Muchas generaciones de este pueblo de Israel vivieron como trabajadores extranjeros oprimidos y explotados, sin derechos ni libertades en la ‘esclavitud’ de Egipto.
Finalmente se dice:
Podemos abrirnos a una nueva vida que merezca este nombre.
El propio Dios los condujo a la libertad.
Después siguieron cuarenta años de desierto,
años de duda, años duros de renuncia,
años de rebelión contra Moisés, el caudillo de la libertad,
años de protesta contra el propio Dios.
Pero finalmente y a pesar de todas las carencias, alcanzaron la meta: ¡La tierra de promisión!
¡Finalmente la fiesta de la realización de todas sus esperanzas!.

Ahora Israel se ha convertido verdaderamente en un pueblo.
Los años de la esclavitud marcaron a las personas,
no menos que el tiempo lleno de carencias de la peregrinación por el desierto..
Se convirtieron en personas ‘nuevas’,
un pueblo ‘nuevo’, el pueblo de Dios.
Celebraron en Gilgal su primera fiesta de Pascua en el nuevo país.
Lo celebraron en recuerdo de aquel día de los panes ácimos, con el que el propio Dios hace años
había iniciado su salida de la esclavitud.
Se convirtió en una fiesta del nuevo comienzo.

Pero desde el día siguiente desapareció el maná.
Concretamente: Ahora hay que trabajar con dureza para conseguir el pan cotidiano.
También la tierra fructífera y bendecida requiere ser trabajada.
Resumiendo: El nuevo comienzo, la nueva vida se confronta con la vida diaria.

Ciertamente esto también es para nosotros un reto.
La Cuaresma me conciencia de que yo estoy
‘en Cristo’.
Pero esto significa:
Lo viejo en mí corresponde al pasado;
me he convertido en una persona nueva,
en una personal pascual.
Esta nueva realidad puedo celebrarla continuamente en Pascua;
pero debiera también vivirla en lo cotidiano.

Amén.
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