Homilía para el Domingo de Carnaval:
Domingo 8º del Ciclo Litúrgico (B)
26 Febrero de 2.006
Lectura: Os 2, 16b.17b.21-22
Evangelio: Mc 2,18-22
Autor: P. Heribert Graab S.J.
Hoy la nariz del payaso permite
deciros las cuatro verdades a todos vosotros.
Alegría y diversión es una parte;
sin embargo, también la seriedad nos guía hoy.

Poneros cómodos vosotros, querida gente,
después también podréis comprender bien la homilía.
Sobre el ayuno dice la gran Santa Teresa:
Haceos fervorosos cuando se anuncia el ayuno.
Pero cuando está prevista la perdiz,
también puede cada uno gozar de la perdiz.
Evidentemente Teresa comprendió bien
como Jesús diferenciaba este tema.

En la boda –esto se mantiene firme indudablemente-
hoy como entonces se celebra una fiesta.
Aquí es bueno comer copiosamente
y tampoco hay que olvidar la bebida.
En Canáa había muy poco vino en casa.
Entonces aquí Jesús ayudó personalmente.
Según parece, Jesús estaba tan fascinado
con la comparación, usada muy a menudo,
entre la celebración nupcial y el Reino de Dios.
que no prestaba atención a lo más nimio,

Más aún –Él se denomina el Novio.
Él vino para salvar a la novia –Su pueblo-.
Ella era una mujerzuela y, de ningún modo, fiel.
Andaba a la deriva con ídolos – sin arrepentimiento.
¡Cuántas veces Él ya la había perdonado!
Ella se burlaba de Él. Justamente así era ella.
Él quiere conducirla al desierto,
para cortejarla con amor y santos juramentos.
La Biblia describe “escenas de un matrimonio”.
Oseas escribe el catón de un adulterio.
Su pueblo permanece eternamente como amor del Novio.
En vano Él espera que permanezca fiel a Él.
Sin embargo, verdaderamente Él nunca cae
en la mentalidad del cruz y raya y del basta.

Si Oseas escribiese hoy
podría continuar en sus comparaciones.
El matrimonio no es muy estimado;
más allá de los años se trafica con él.
Se prueba aquí, se prueba allí,
la edad cierra pronto la puerta.
Profesión, carrera, utilidad y cachivaches así
valen más que el novio o que la novia.
A la vez ¿también una mujer? - ¡Esto es poligamia!
Gusta decir: No me caso nunca.
Y los hijos sólo te echan a perder la vida.
Es válido aspirar a placeres y libertad.
A esto ayuda una pareja por un tiempo.
Ésta se permite – una cosa insignificante.

Oseas en Carnaval tiene su gracia:
Detrás de las máscaras, acuerdos en cantidad:
Él podría, como entonces, hablar de prostitutas,
propinar una paliza a los pecadores con palabras cortantes.
Ante todo, le quedaría pronto muy claro:
El punto de referencia es hoy, como fue entonces:

Cuando aún éramos jóvenes, Dios nos ganó amorosamente.
(Os 11,1)
Él permaneció fiel a nosotros durante todos los años.
Pero nosotros no lo tomamos tan escrupulosamente:
La fe se hizo progresivamente tibia.
El amor es como la nube mañanera.
(Os 6,4)
A fin de cuentas tenemos otras preocupaciones.

Ahora está próxima a nosotros la Cuaresma.
Dios nos abre de nuevo la puerta de Su Reino.
Él nos ama con pasión “erótica”.
Pero un amor con una fuerza que perdona.
Dios mismo se hace ser humano - ¡esto es el colmo!
En la aflicción Él busca la cercanía de los seres humanos
y anda nuestro camino hasta la muerte – pero ¡alto!
En Pascua, Él quiebra el poder de la muerte.
Culpa y sufrimiento y muerte son vencidos:
El verdadero Amor finalmente llega en la plomada.
Finalmente ahora puede ser la boda:
Ahora la celebramos con pan y vino.

Amén.