Presentación
“Los belenes son uno de los más hermosos inventos de las
personas creyentes. Con frecuencia son verdaderas obras de arte. En
ellos los belenistas han puesto toda su fantasía y amor, pero
aún más la brillantez, la fuerza visual y el hondo
sentimiento de su fe. Así se explica que los belenes sean, por
así decirlo, fe vestida en figuras, formas y colores. Anuncian
de modo inconfundible el Evangelio, el mensaje de la fe. De forma
discreta e inconfundiblemente atractiva al mismo tiempo, desarrollan el
rico y profundo mundo de la fe en el Dios filantrópico. Por este
motivo se acercan como mensajeros silenciosos, pero no menos eficaces
de la buena nueva en acción.”
Con estos “pensamientos ante el belén” comienza
Christian
Schütz OSB un pequeño volumen bajo el título de
“El
asombro en el establo” (Herder 1995).
El belén navideño de St. Michael es como un belén
popular del anuncio plástico de la fe cristiana. Desde 1996 fue
nuevamente configurado este belén por un equipo comprometido. No
se trataba en primer lugar de ampliar el belén, más bien
era el deseo más que hasta ahora, de hacer visible en el
acontecimiento de la Navidad el fondo teológico y la
realización de las promesas del Antiguo Testamento. Escenas
diseñadas nuevamente para el tiempo de Adviento, preparan para
el misterio de la Navidad.
Estas páginas quisieran animar a ello, a contemplar y a meditar
las escenas del belén en esta dimensión profunda.
Así también este belén quiere preparar la
alegría de los niños y proporcionarles la fe de Navidad
de un modo sencillo, que cuenta de forma plástica, sin embargo
es concebido sobre todo para los adultos. Detrás está el
deseo de que este belén pueda ayudar a los adultos a una
comprensión de su fe.
Cuando Francisco de Asís inició los primeros
“belenes”
como escenas interpretadas, se trataba de una fe viviente y de una
experiencia espiritual del misterio creyente de Navidad. El mismo deseo
guió a los jesuitas cuando, en tiempos de la
“contrarreforma”,
ayudaron a un nuevo florecimiento de las representaciones de los
belenes. Además recurrieron a una sugerencia de San Ignacio de
Loyola, que, en sus Ejercicios, termina las contemplaciones de la vida
de Jesús con una “aplicación de sentidos”
(cf. EE
121-126).
Por consiguiente, tómense un poco de tiempo para la
contemplación de las imágenes y para una lectura
meditativa de los textos.
P. Heribert Graab S.J.
en nombre de todo el equipo:
Markus Eidt, Sylvio Krüger, Waltraud Weber-Eidt.
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